Entrevista

«Enfrentarme al tratamiento fue como entrenar para el maratón más importante de mi vida»

Es funcionario del Cuerpo de Informática de la Junta de Andalucía, padre, deportista. Pero sobre todo un luchador. Cuarenta y cuatro años. Vecino de Tomares. Corredor aficionado y apasionado. En mayo del año 2000 le detectan el virus de la hepatitis C, pero su espíritu de «corredor maratoniano» -según sus propias palabras- y los avances en este ámbito de la medicina le dan una segunda oportunidad. Ahora, es él quien quiere ayudar a la sanidad pública, por lo que hará el Reto de los 101 kilómetros de Ronda para recaudar fondos con los que ayudar al grupo de investigación de la Unidad Médico-Quirúrgica de Enfermedades Digestivas del Área Hospitalaria de Valme (Sevilla) contra el Virus de la Hepatitis C, su Detección y Curación.

¿Su nombre?

Javier Balbuena Caravaca.

¿Siempre le ha interesado el deporte?

Interesado siempre. A practicar la carrera como corredor aficionado empecé en 1988, aunque desde el año 2000 hasta el 2010 tuve un gran paréntesis por problemas de salud.

Ese problema de salud tiene que ver con la Hepatitis C...

Fue en un control rutinario, en un chequeo médico anual del trabajo. Me detectaron algo altas las transaminasas, me hicieron un análisis más detallado, y ahí tuve primera constancia de que tenía el virus. Esto fue en mayo del año 2000.

¿Cómo lo afronta en primer momento?

Da la casualidad de que a otra hermana mía también le habían detectado el virus unos 4 ó 5 años antes y se había tratado con éxito, así que conocía el efecto de la enfermedad, y de los tratamientos.
En el primer momento se siente miedo, porque siempre te dicen que esta enfermedad evoluciona muy lento, que puede estar latente y luego tardar 30 ó 40 años en provocar daños. Y puesto a pensar, lo mas probable es que yo contrajera la enfermedad en una transfusión de sangre que me hicieron a poco de nacer, por lo que estaba dentro de ese periodo de tiempo.

¿Y cómo se hace frente al tratamiento?

El tratamiento es durísimo en todos los sentidos, físico, psicológico... Mucha gente cuando le dan una noticia de una enfermedad así y que tiene que afrontar un tratamiento, maldice y se lamenta de su mala suerte. Pero mi forma de afrontarlo era sentirme feliz de que me lo hubiesen detectado.
Estaba rodeado de mi mujer y mis hijos, pero tienes que afrontarlo tú solo. Mi condición de maratoniano fue clave para aguantar eso, y es que algo muy importante durante el tratamiento es ser constante, nunca dejar de tomar la medicación por mayores molestias que sientas. Para mí esa constancia era la misma de los entrenamientos, la de salir a entrenar haga lluvia, viento, truene o haga calor. Tal y como ocurre en el entrenamiento de un día duro, acabas con dolor en todo el cuerpo pero muy satisfecho porque ese entrenamiento es el que te hace mejorar. Yo estaba entrenando para el maratón más importante de mi vida, un entrenamiento muy largo, de un año. Pero tenía toda la paciencia y constancia de un corredor de gran fondo.

¿Cómo llega a conocer al Dr. Manuel Romero?

Un día de camino al trabajo, escucho en la radio que se ha presentado en el hospital un nuevo método (fibroscan) para detectar el grado de fibrosis de un hígado, sin tener que recurrir a una biopsia. Para mi sorpresa el investigador jefe del equipo de la Universidad de Sevilla que ha desarrollado este descubrimiento era antiguo compañero mío de la facultad, Emilio Gómez González. Los dos somos licenciados en física.
Hablo con él y me dice que necesitan gente para hacer pruebas de su nuevo instrumento, y yo soy una persona ideal para eso. Me pone en contacto con el Dr. Manuel Romero, a partir de ahí nos conocemos y ya él y su equipo se ocupan del tratamiento de mi caso.

Participó usted en un ensayo clínico internacional...

Desde el principio el Dr. Romero me habla de que en un par de meses empieza un ensayo clínico internacional donde participa Valme proponiendo a algunos posibles pacientes, y que cumplo las condiciones para entrar en ese ensayo.
En un principio estoy algo reticente, existe la posibilidad de que durante el ensayo puedas ser un paciente al que se le administre un medicamento placebo y la posibilidad de estar durante un año bien fastidiado con el tratamiento y que al final no sirviese para nada. Hay que aclarar que el ensayo consistía en realizar el mismo tratamiento que había hecho años antes pero añadiéndole un medicamento más que estaban probando.

¿Cuál era su estado en ese momento?

Al comenzar el ensayo clínico, era obligatorio realizarse la biopsia del hígado. Me hicieron la prueba y el resultado fue el más sorprendente y el peor que me pudiera imaginar. Tenía grado de fibrosis 3, el previo a la cirrosis. El momento en el que mi mujer y yo estamos en la consulta del doctor y nos da la noticia, quizás fuera el peor momento de todos. Fueron unos segundos con lágrimas en los ojos, y tras ese momento, el Dr. Romero fue el que supo enfocar mi destino, mi cabeza y mi meta. Me hizo ver que la noticia era mala, pero también era la confirmación de que el camino escogido era el único posible. Y así empecé el ensayo que finalmente fue un éxito, después de un durísimo año.

¿Se siente en deuda con el Dr. Manuel Romero y su Unidad de Digestivo?

No me siento en deuda con el Dr. Romero y con su Unidad, que son unos profesionales como la copa de un pino. Siento que tengo la obligación de hacer algo así. Como agradecimiento a los médicos y como concienciación de las personas con la sanidad publica. Pero principalmente como una obligación hacia los enfermos. Cuando me recuperé un enfermo me dijo algo que se me quedará grabado para siempre: «Sé consciente del tesoro tan grande que has conseguido y disfruta de él». Eso dicho por alguien que tiene poca esperanza de curación, que pueda necesitar un trasplante y tenga que enfrentarse a momentos de gran sufrimiento es algo brutal. Concienciar a la gente de esta enfermedad y darle esperanza a los que están enfermos es una obligación para mi. No una opción.

Volver a correr sería una experiencia increíble, ¿no?

Sí. Acabé en diciembre de 2009 el ensayo clínico, y hacia finales de enero de 2010 volví a hacer el intento de correr. Podía aumentar poco a poco el kilometraje, el cuerpo mejoraba y lo agradecía. Casi diez años después de mi última carrera volví de nuevo a ponerme un dorsal, y poco después volvía a participar en un Maratón. No hice mi mejor marca, pero las sensaciones fueron las de dominar de principio a fin la prueba. Fue algo espectacular, una experiencia increíble, un regalo que el propio Maratón y su leyenda me tenía reservado. Y de ahí pasé también a experimentar pruebas de ultrafondo.

¿El reto de 101 kms de Ronda en 24 horas es su primera iniciativa solidaria?

No. El año pasado intenté montar ya este reto, pero problemas burocráticos con el hospital y por cuestiones de tiempo no lo pude hacer. En su lugar monté otro reto parecido para ayudar a un amigo. El beneficiario fue la Asociación Autismo Sevilla.

¿Qué le diría a quien se enfrente al virus de la Hepatitis C?

Hace poco vi un reportaje de Informe Robinson en Canal Plus, sobre un ciclista español, Markel Irizar, enfermo de cáncer y curado. Lo que le diría a un enfermo de Hepatitis C es exactamente lo que le dice Markel a los enfermos de cáncer al finalizar el reportaje:
«Nadie se merece sufrir esta enfermedad. Pero una vez superada, la vida vuelve a ser igual o mejor, puedes disfrutar de los pequeños placeres. Lucha con todas tus fuerzas. Confía ciegamente en la buena labor de los médicos. La actitud al afrontar la enfermedad te ayudará a derrotarla. Lucha con toda tu alma. Una vez superada no malgastes tiempo pensando que pueda volver a venir. No es justo que esta enfermedad te derrote y te mereces vivir tu vida».

Cómo ayudar

A nivel deportivo, los 101 km de Ronda en 24 horas constituyen una de las pruebas más duras de España, y Javier ha elegido este reto, cuya prueba individual se celebra el 11 de mayo, para llamar la atención de todo aquel que quiera aportar su granito de arena. Cualquier interesado en colaborar con esta buena causa puede realizar su donación través de un pago con tarjeta de crédito en la página www.migranodearena.org/javierbalbuena2.
Las donaciones se hacen a través de la Fundación Real Dreams, y ésta los cede a FISEVI (Fundación Pública Andaluza para la Gestión de la Investigación en Salud de Sevilla). Todas las donaciones que se hagan, tienen el 25% de desgravación fiscal.

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